jueves, 24 de diciembre de 2009

Me gustaría compartir con vosotros una pequeña obra de arte. Quizá para muchos no tenga la menor importancia, pero me maravilla lo que os quiero mostrar a continuación.

A simple vista puede parecer un Belén típico de la época. Lo que a mí me asombra es que todo esto ha sido realizado por las manos de una mujer que ya tiene sus 80 años. Y lo que más me llama la atención aún es escucharla hablar sobre él. La ilusión que vive en sus palabras cuando te cuenta con todo detalle como ha hecho para colocar cada cosa en su sitio, como se le ocurrió la colocación de las mismas, la historia que tiene cada una de las figuras (hay algunas que rondan los 100 años).
Este Belén tiene su musgo natural recogido por ella misma, tiene hasta un río al que le ha puesto un pequeño motor para que fluya el agua, tiene luces. Ahí conviven pastorcillos y Reyes Magos, y hasta hay lugar para el castillo de Herodes.

Espero que os guste. Podeis ver más fotos aquí.

martes, 15 de diciembre de 2009

Hablando de sucesos imposibles...

¿Acaso un suceso imposible puede realizarse?

Sólo sé que después de muchas batallas, he sido yo la que ha acabado ganando la guerra.

La estadística y yo nunca nos hemos llevado bien. Hemos tenido muchos encuentros de los que no he salido bien parada. He sufrido. Pero al fin, la suerte se ha puesto de mi parte y todo el esfuerzo se ha visto recompensado.

Sé que me estás esperando ahí, en forma de Estadística II, pero hoy soy feliz de poder decir al fin:

Adiós "Estadística I".

jueves, 3 de diciembre de 2009

Inocencia e imaginación



Me prometí a mi misma que no me encariñaría con ella. Sí, fui así de egoísta. No quería sufrir. No quería cogerle cariño por miedo a que un día ella ya no estuviera ahí.

Por suerte, esa promesa se rompió el día en que ella traspasó la puerta, no sólo la de mi casa, si no la del corazón de todos los que allí vivimos.

Con el tiempo la vimos crecer un poquito, soltarse a hablar. Ella nos regaló sonrisas, llanto, inocencia, y esa imaginación que sólo tienen los niños.

Ella se hizo querer.

Y sé que el día que ella no vuelva a cruzar esa puerta porque ya no necesite de nuestros cuidados, seis personitas la van a echar de menos.