lunes, 25 de julio de 2011

[...] El abrazo viene a ser a las relaciones humanas lo que el cargador al teléfono móvil. Mejor que nunca te lo dejes en casa, no sea que lo acabes suplicando a las 3 de la mañana ante cualquier recepción de hotel.

Para dar un abrazo en condiciones, en primer lugar, hay que haberlo extrañado mucho, hay que haberlo extrañado bien. Los que no tuvieron tiempo de despedirse saben perfectamente de lo que estoy hablando. Los que nunca se atrevieron a pedirlo, también.

Su significado es siempre el mismo, bajo cualquier circunstancia, en cualquier país, de cualquier lengua, credo o tradición, y parte de la segunda condición fundamental para dar uno como dios manda. Necesitas lo que significa. Y significa, en esencia, que no estás solo.

A partir de aquí, los requisitos se van complicando. Y es que todo depende de tener algo muy fuerte en común. Algo que, de pronto y sin haberlo previsto, sintáis los dos con la misma intensidad. Se trata de un momento, de un solo instante. El tiempo justo para que ese algo tan real y tan verídico no pueda dibujarse con palabras.

No sé si me explico. Pero si eso ocurre, todo cambia. Desde ese momento, abrazarse ya es otra cosa. Estáis atrapando verdades. Una cacería de instantes. Un compresor de realidad. Enzarzarse en las ganas del otro y apretar hasta que se extingan.

Me fascinan los abrazos bien dados. Creo que resultan aún más memorables que cualquier palabra, gesto o relación. La única forma física conocida que tiene el ser humano de parar el tiempo. El único punto y seguido entre todo lo que se puede llegar a sentir.
[...]

("Instrucciones para dar un abrazo", Risto Mejide)

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Pufff... no hay nada mejor como un buen abrazo que te quite todas las contracturas del corazón...
Un abrazo imaginario para ti también.

Gabry dijo...

Tantas y tantas veces se solucionan las cosas con 1 simple abrazo...

Por desgracia, muchas veces cuando más se necesita uno es cuando no se tiene, cuando el tiempo pasa todavía más y más rápido. Y lo extrañas, lo extrañas mucho y en vez de demostrarte que no estás solo, la ausencia de ese abrazo lo único que consigues es demostrarte que sí que lo estás.

Siento enforcar el lado negativo, pero creo que a veces también es necesaria 1 poco de cruda realidad. Los abrazos son muy buenos cuando los extrañas, cuando los deseas... y finalmente llegan. Sin este paso final... solo consiguen hundirte 1 poquito más.

uenrly dijo...

Nunca pensé que Evaristo pudiera escribir como un osito de pelucho! Cuánto daño ha hecho Telecirco!

César dijo...

No está mal viniendo de Risto. Hasta incluso podría decir que me gusta :)

Un saludo!