
Con tiza escribiste tus promesas sobre aquella pizarra, sin darte cuenta de que cualquiera que deslizase su mano sobre su superficie podría borrarlas: promesas que fueron y que ya no valen nada…
Me miraste con los ojos de quien es cómplice de secretos inconfesables, pero hoy esa mirada se pierde en horizontes lejanos…
Agarraste mi mano, me agarraste fuerte, como si esos lazos que nos unían no fueran a romperse nunca. Pero olvidabas que nunca significa mucho tiempo, y esos lazos hoy se diluyen poco a poco con el susurro del viento…
Me hablaste de amistad, pero poco a poco tus labios se secaron y fueron incapaces de pronunciar alguna de sus letras.
Caminábamos juntos, rechazábamos a la distancia, pero sin darnos cuenta, en un abrir y cerrar de ojos, nuestros caminos ya divergían…
No puedo evitar que el tiempo pase, que las personas cambien. Cada uno debe seguir su rumbo y su camino, crecer como persona y vivir nuevas experiencias. A veces, la gente que tu quieres sigue ahí contigo, paso a paso. Pero en ocasiones, las circunstancias fuerzan una separación. Otras veces los cambios hacen que ya no reconozcas a quien tienes enfrente tuya, a sabiendas que son esos cambios los que les hacen ser felices.
Siempre quedaran los buenos recuerdos de ayer, y sus sonrisas de hoy.